BRIELA
No era inusual que una bruja de su poder deseara dormir como lo hacen la mayoría de los humanos.
Briela fue realmente muy especial.
Ha vivido cinco siglos.
El Padre Tiempo fue amable con ella.
Tiene una piel suave y sedosa como la porcelana y no ene señales de envejecimiento.
Cabello largo, negro, lustroso, brillante y liso que llega hasta debajo de las nalgas.
Uno pensaría que Briella estaba frecuentemente en un spa de día.
No, ese no fue el caso.
Todos sus dones sicos le fueron otorgados por el dios griego Apolo.
Tenía unos hermosos ojos oscuros, de un color marrón muy oscuro, que al público le parecían negros.
Briela era una bruja muy poderosa, hermosa, inteligente y talentosa.
Tiene el don de profecía, clarividencia.
Cuando mira a una persona, puede ver todo su pasado, presente y futuro.
Briela es cautelosa con lo que le dice a la gente cuando se encuentra en un estado proféco.
No todos entenderán su don, por lo que algunos le tendrán miedo.
Ella es benévola y ha sido tanto buena como mala a lo largo de su larga vida.
Briela, para no ser reconocida por otras personas con dotes clarividentes, creó una especie de escudo
protector.
Este escudo no permite que los de su especie la vieran como una bruja sino como una simple humana.
Ella es magistral en el arte de su magia.
Apolo le enseñó bien.
De vuelta a su patrón de sueño.
Sólo dormía unas pocas horas por noche.
Suficiente para refrescar su cuerpo y su mente.
Después de todo, ella era de los muertos vivientes entre los vivos.
Su color favorito de ropa es el negro.
Con toda la riqueza que acumuló durante su vida, podía permirse la ropa más fina.
Dior, Chanel, Louis Vuiton, Prada y Armani, sólo por nombrar algunos.
Debido a su encanto, estos diseñadores, tanto vivos como muertos, muchos estaban encantados de
regalarle ropa.
Ropa finamente confeccionada para adaptarse a su cuerpo delgado.
Ella realmente apreció sus amables gestos.
Briela es muy encantadora y ene una mirada delicada.
Durante los siglos que vivió, fue tesgo de un mundo en evolución.
Paz y guerra.
Dormir a la luz de las velas a finales del siglo XVI hasta la brillante iluminación eléctrica del siglo XX.
Hizo amistades duraderas a lo largo de su vida, incluidos miembros de la realeza de varios connentes.
Las cortes reales la recibieron con majestuosas puertas abiertas.
Las cortes reales británica, francesa, española y africana la adoraban.
Reyes, Reinas, Princesas y Príncipes la amaban.
Fue vista a través de un lente, que también la veía como miembra de la realeza.
Los miembros reales disfrutaron sentarse con ella bebiendo té y escuchando sus encantadoras historias.
Briela los encantó mágicamente.
Briela viajó mucho.
Pasando de barcos de vapor a los aviones modernos.
Briela comía las mejores comidas y los vinos más caros.
Vivió y connúa viviendo una vida lujosa.
El dios Apolo le concedió la inmortalidad.
Por momentos se preguntaba si era un regalo o una maldición.
Vivió para enterrar a sus queridos amigos de toda la vida.
Esa fue la parte triste de su regalo.
Ella sobrevive a sus amigos.
Curiosamente, nunca cuesonaron por qué ella no envejecía sicamente.
Sabían intuivamente que ella tenía un don y probablemente no era de la especie humana.
Sin embargo, sus amigos la querían sin prejuicios ni miedos.
Briela tuvo las conversaciones más interesantes con sus amigos.
El amor.
Las muchas aventuras de ella en su vida.
A sus amigos les encantaban sus historias.
Algunos se preguntaron si lo que ella narró era verdadero o falso.
A ella no le importaba.
Briela era una joven brillante que los divera y deleitaba.
Debido al don de la inmortalidad, hubo empos de infelicidad y soledad.
Vio nacer y morir a sus amigos.
La inmortalidad era más una maldición que un regalo.
Maldijo a Apolo por haberle concedido este “regalo”.
Apolo sonrió desde los cielos celestes.
Briela quería ser normal como todo ser humano.
Ella no necesitaba el don de profecía; ella podría vivir felizmente sin él.
Sin embargo, este regalo le pareció diverdo a ella y a sus amigos también.
Todos sus amigos admiraban el anillo de esmeralda de tres quilates que llevaba en el dedo anular
izquierdo.
Ella brilló durante el día y la noche.
Apolo le puso el anillo en el dedo.
A veces intentaba quitarse el anillo, pero estaba adherido mágicamente.
Inamovible.
Un recordatorio de la inmortalidad.
Un gesto de matrimonio con el Dios.
Briela connuará sus aventuras y seguirá haciendo amistad con personas como ella.
La vida sin fin.
Briela.
© Norman Rivera González
“Briella”, traducción del inglés al español
Extracto de “Muses of a Restless Mind“